Los cuchillos de cerámica ofrecen las ventajas de una gran calidad de corte, de un filo que se conserva durante mucho tiempo y de ser higiénicos: no cogen olor ni sabor. Las hojas se fabrican a partir de polvo de óxido de circonio moldeado a una presión de 1500 bares y se sinterizan en hornos especiales a una temperatura de 1500 °C. El resultado es una hoja extremadamente dura (casi tanto como el diamante) y muy ligera (pesa apenas la mitad que un cuchillo de acero del mismo tamaño).

Es inoxidable y resistente a los ácidos. La superficie altamente compacta facilita el cuidado de los cuchillos de cerámica: solamente hay que limpiarlos con un paño húmedo, secarlos y guardarlos cuidadosamente en la funda protectora. Su único inconveniente es su fragilidad: no están hechos para golpear ni cortar alimentos duros del tipo de congelados o huesos. Por tanto su uso más adecuado es el fileteado de carnes (sin golpear huesos) y pescados, corte de verduras y frutas, etc.

El cuchillo Cerámico de 12 cm de longitud de hoja es el tipo verdura-puntilla grande de la serie, y que se emplea un poco para todo.