Por su facilidad de uso, por su sencillez, y por el resultado final, se puede decir que el afilador de cuchillos y navajas Victorinox no tiene competencia en el mercado. La genialidad del mismo está en su sencillez: sus dos placas de Tungsteno afilan cualquier cuchillo, por mellado y desgastado que esté. No hay que poner el cuchillo en una inclinación determinada ni saber afilar, sólo hay que sujetar el cuchillo boca arriba contra una mesa y pasar el afilador por encima del filo. Así de sencillo. Es un éxito de ventas de la marca, que además cuenta con la ventaja de que sus placas de Tungsteno son reemplazables cuando, tras mucho uso, se desgasten - lo que no es fácil -. Color: gris y negro, cada lado del producto tiene un color.